Desde un enfoque tanto espiritual como prosaico, abordo distintas temáticas para tratar temas universales; todo ello no deja de ser una excusa para, desde la introspección, hablar de mí mismo.
El paso del tiempo es una constante en mi trabajo, no sólo por la temática de algunas de las fotos sino también por el aspecto envejecido de todas ellas, resultado del influjo que tiene sobre mí el imaginario japonés y, concretamente, el Wabi Sabi, estética que nace de la filosofía Zen, cuya idea de la impermanencia es eje central en todo su planteamiento.