A través de las páginas de este libro, que puede leerse como un solo poemarío, Laura Villar reinventa el lenguaje epistolar con una lírica moderna y a la vez atemporal, demorando el tiempo de la separación entre los amantes y acercándolos a través de la palabra. Después de La ciudad, Todas las cosas que se van es el segundo libro de la autora, que confirma la fuerza que la poesía gallega está tomando en la literatura española.