Mónica Doña retoma su labor poética adentrándose en un territorio hasta ahora inexplorado en su obra, atrapando esos «instantes» de los que ella misma nos habla en las primeras páginas del libro: «Me gustan mucho las palabras que nos hablan de ese tiempo breve que no miden los relojes: momento, rato, santiamén, pausa, periquete, instante… La hermosa palabra instante aparece en todos los textos occidentales que teorizan en torno al haiku. Parece que no hay mucho consenso por estas latitudes a la hora de afirmar qué es un haiku y qué no. Por eso me aferro a la palabra instante al igual que Szymborska se aferraba a un oportuno pasamanos.»