Carlos Pérez Siquier

De lo humano y de lo divino

Hace más de cuarenta años tuve el acierto de adquirir a mi médico de cabecera, con familia de alcurnia, una casa de pastores segregada de la hacienda aledaña de los Vizcondes de Almansa.

Le nombran La Briseña por estar situada frente a la ciudad de Pechina, antigua Bayyana, floreciente puerto mediterráneo según relatan historiadores y geógrafos árabes del siglo x. La brisa del mar llegaba hasta la puerta de mi casa, de ahí su denominación en el pueblo de Benahadux, al que pertenece catastralmente, siendo en el Ruiní, donde está situado, el lugar de reunión del más importante sufismo de entonces, filosofando de lo humano de este mundo y de lo divino del más allá.

No podía ser de otra manera que yo también tuviera después una cierta influencia sufí, o por lo menos su tradición, no sólo reflexionando sobre la finitud de la vida sino que también dedicara mi ocio al mantenimiento de la casa, restaurando sus muros y respetando el paso del tiempo en los objetos que la habitan, ya que en su entorno la luz dibuja cabalísticos signos en la cal de las paredes, provocando a veces originales visiones que procuro eternizar con mi pequeña cámara.

El lugar es apacible, ajeno a vecinos indiscretos, a ruidos y agobios, es el retiro ideal para enfrentarme a un paisaje austero, de espacios abiertos a la mirada, oyendo el trinar de los pájaros al alba y el canto de los grillos al atardecer, a la vez que riego mi personal jardín del desierto, y es, en esta paz, en ocasiones, cuando me viene a la memoria la sabia reflexión del poeta andalusí: «La mata de albahaca que hay en mi casa es más preciosa para mí que el propio paraíso».

Carlos Pérez Siquier

Nacido en Almería en 1930, Carlos Pérez Siquier abrió pronto los ojos a la luz cegadora del Mediterráneo.

En 1950 finaliza sus estudios de fotografía en la Escuela de Arte de Almería. En 1956 comienza su mítica serie La Chanca que se publicará por primera vez en su conjunto en 2001. Se convirtió en un punto de inflexión en la fotografía española, retratando de forma espontánea las costumbres y el día a día de la gente sencilla de un barrio almeriense.

Junto a José María Artero funda AFAL; revista y grupo que revolucionará el panorama fotográfico español, sentando las bases de la nueva fotografía documental. Los archivos del colectivo AFAL fueran cedidos por Siquier al Museo Nacional Reina Sofía.

Sin abandonar nunca el purismo técnico y conceptual que le caracteriza, el paso al color supuso para Pérez Siquier una ruptura con los convencionalismos clásicos hasta el punto de ser considerado por series como La Playa uno de los grandes pioneros a nivel internacional.

En 2003 el Ministerio de Cultura le concede el Premio Nacional de Fotografía. Su trabajo es un alegato subjetivo, moderno y personal de sus vivencias y paisajes cotidianos vinculado siempre a su tierra. En 2006 inaugura su exposición monográfica Al fin y al Cabo en el Centro Andaluz de la Fotografía, recibiendo en PhotoEspaña 2013 el premio Bartolomé Ros a su trayectoria. En octubre de 2017, la Fundación Ibáñez Cosentino inauguró el Centro Pérez Siquier, donde puede disfrutarse de gran parte de su trabajo, en este primer museo dedicado exclusivamente a la obra de un fotógrafo en España.

Carlos Pérez Siquier
Biografía