La fotografía de este proyecto es riesgo. Y su imagen no es silencio sino grito. Un grupo de poetas cubanos se asomó a ese pozo y sintió el latigazo de una andanada de versos.
Fotógrafa y poetas acceden a unas mismas realidades, más o menos interpretadas, que ejerce sobre todos el mismo embrujo, que interpelan y demandaban respuestas. Urge capturar la imagen. Urge, al verla, reimaginarla.